La
labor docente a diferencia de otras disciplinas, es un labor que conlleva
trabajo arduo y extra, trabajo que en muchas ocasiones no se nos es retribuido,
en otras ocasiones, la labor llega a ser del disgusto de los clientes. Sin
embargo, la labor docente es un ejercicio que forma individuos, comunidades y sociedades.
Pero, ¿cómo funciona?, ¿es correcto lo que se realiza dentro de los centros
escolares? De la misma forma en que los alumnos son evaluados para verificar su
aprendizaje, los centros escolares, los directivos y los docentes son evaluados
para corroborar que lo que hacen como labor, es lo necesario para la sociedad.
Du
acuerdo con el informe del INEE 2014 “la evaluación en el aula, de la escuela,
de los docentes, del sistema educativo mismo, debe estar orientada a… cumplir
con el mejor propósito de hacer realidad el aprendizaje de calidad… para todos
los habitantes del país” (INNE:2014;pp. 14-15) Es decir, así como un producto
que se adquiere de la industria, la educación debe ser un
<<producto>> de calidad no solamente para el cliente directo o
alumno, sino para la sociedad como el objeto final.
En
este sentido, lo que toca a los institutos por hacer es llevar acabo los
objetivos y metas trazadas a los largo del ciclo escolar, pero sobre todo,
llevar a cabo la formación humana de cada individuo que participa como actor
dentro de un centro escolar para que así, este pueda ser evaluado ya no
solamente por las instancias correspondientes, sino por los alumnos, docentes y
directivos.
Suena
tal vez casi imposible llevar a cabo una evaluación en la que poco tengan que
ver las instituciones públicas y más aquellos actores que están estrechamente
ligados con la educación, pero suena, de igual forma, a un ejercicio en el cual
a los alumnos no se evaluaran para asignarles una calificación numérica, sino
una calificación de actitudes que se puedan mejorar, en donde los directivos
escucharán las opiniones de aquellas personas quienes reciben la educación; no
como un ejercicio donde se agreda a la persona, más bien como un ejercicio
donde se puedan obtener resultados para mejora de la institución.
De
este modo, serían los actores directos quienes harían mejoras que afecten de
forma positiva al ejercicio docente y que puedan formas una crítica
constructiva y eficaz.
Probablemente
me he adelantado a redactar lo que sería la evaluación al desempeño
institucional, pero considero que es de suma importancia esclarecer que son los
actores directos – alumnos, docentes y directivos – quienes deberían tener la
oportunidad de evaluar al instituto. Muchas veces me he encontrado con
situaciones en las que los padres de familia son los que emiten juicios sin
razón – casos que se han suscitado debido a la libertad que dan muchos
institutos estas personas, y que siempre están en desacuerdo con los planteles
sin a veces siquiera haber preguntado a los alumnos – en contra del trabajo
institucional. Sé que son ellos así como las autoridades correspondientes
quienes tienen que hacer la evaluación del plantel si es que se quiere evaluar
el desempeño institucional, sin embargo, poco tienen que ver y poco conocen de
lo que realmente pasa dentro de los centros escolares.
La
evaluación educativa es una serie de datos que se recolectan para saber acerca
del desempeño de todos los actores involucrados en el ejercicio docente. No se
tiene que ver como una forma de desprestigiar a un colectivo o como una forma
de ver solamente lo malo. La evaluación educativa es un medio por el cual se
van a mejorar las cuestiones que no se han estado haciendo de la forma
correcta.
El
desempeño docente se va a evaluar de acuerdo a las actitudes que se generen
dentro del instituto. El trato y la aceptación son otro factor que debe ser
visto al momento de evaluar, no puede haber sometimiento ni tampoco abuso de
poder. Así también, las estrategias que se están utilizando para llevar el
conocimiento al aula y el modo en cómo se relacionan todas las partes.
José Juan Ruiz Arenas
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